En Cuba, el cuidado del cabello afro abre conversaciones sobre la negritud

Rizo Libre, un emprendimiento local que brinda información, talleres y debates y busca ser un espacio donde la comunidad negra se encuentre para derribar mitos

Por Rachel Pereda

El cabello afro no es solo una cuestión de estética y moda. Las personas esclavizadas hacían caminos y mapas en su pelo rizado para guiarse al escapar de sus opresores. Además, en él guardaban semillas de trigo que luego sembraban en sus territorios. Por eso, cuando se las obligó a cortarse el cabello o alisarlo con productos químicos, de cierta forma también se cortó su identidad y las raíces con su cultura. 

El emprendimiento Rizo Libre también imparte talleres con niños y niñas. Foto: gentileza Yadiris Rachel Vargas

Después de 1960 y del movimiento Black Power en Estados Unidos, llevar el cabello afro se convirtió en un acto político de resistencia y un símbolo para rescatar la autodeterminación negra y la «negritud como identidad».

En Cuba, al menos en la última década, la ola de reivindicación también se ha impulsado desde distintos emprendimientos que buscan el empoderamiento femenino y luchan contra la discriminación racial de mujeres y hombres negros.

Rizo Libre, una peluquería comunitaria donde se conversa sobre cuidados del cabello afro a través de talleres y actividades, es una de las iniciativas que buscan el rescate de las raíces afrodescendientes en la isla. Para su creadora Yadira Rachel Vargas, la iniciativa desea romper con los estereotipos y alcanzar la libertad para que todas las personas sean orgullosamente afro.

En su emprendimiento, Vargas utiliza la máxima “peinar con filosofía” para promover un proceso de autorreconocimiento que permita que las personas negras abran, a través de su cabello, una conversación mayor sobre racismo, identidad, autoestima, belleza e inclusión. Si bien gran parte de su comunidad son mujeres adultas, también imparte talleres a niñas y niños y ha recibido consultas de muchos varones.

Vargas, de 31 años, es madre de dos niñas pequeñas y una amante irremediable de las artes y de la madera. Dice, además, que encontró en Rizo Libre una pieza imprescindible en su vida, que le permitió adentrarse en el mundo del estilizado del cabello afro rizado.

Al preguntarle cómo surgió la idea, se remonta a su infancia. Con apenas diez años aprendió a trenzar su cabello porque no le gustaban los peinados que le hacía su mamá. Luego, en el preuniversitario, comenzó a peinar a su madre, tías y primas. Su tía Nancy era peluquera y con ella se apropió de muchas técnicas para el cuidado del cabello.

«Mi madre es una mujer sumamente auténtica y natural en todos los sentidos. Jamás renunció a su cabello, pero gracias a mi impulso dejó de lacearlo, abrazó su identidad afro y lo dejó natural», dice.

El termómetro de Yadira Rachel para medir los resultados y la felicidad de los clientes son las fotografías del antes/después. Foto: gentileza Yadiris Rachel Vargas

«Mi mamá se sentía feliz cuando yo la peinaba y veía los resultados en el espejo, y esa felicidad fue mi gasolina. Ahí estaba la energía que debía potenciar y ese fue mi impulso para crear Rizo Libre. Era como una profecía que ansiaba cumplirse, y sin darme cuenta el sueño se materializaba a partir de los cuidados que aprendí a darle a mi cabello y al de mi madre». 

Desde 2016 Yadira lleva con orgullo su cabello natural, aunque fue tres años después que comenzó a estudiar lo relacionado con sus características, lo que los estilistas llaman elementos del diagnóstico capilar. 

«Básicamente consumía los contenidos publicados por la estilista e influencer colombiana Cirle Tatisy y a disímiles estilistas brasileños. En Cuba, seguía los contenidos sobre cuidados capilares, técnicas de definición y productos cosméticos para el estilizado del cabello afro rizado de Beyond Roots y la marca Qué Negra», dice. 

Solo diez días después de ser madre por segunda vez, Yadira decidió que comenzaría a peinar de manera profesional. Rizo Libre se convirtió entonces en su tercer hijo. Como una de esas extrañas casualidades del destino, su tía Nancy, con la que había aprendido mucho sobre el cuidado del cabello, murió el año pasado y ella comenzó el nuevo negocio. 

Definirse en los peinados afro: el crecimienro de Rizo Libre

El termómetro de Yadira Rachel para medir los resultados y la felicidad de los clientes son las fotografías del antes/después. «He tenido la dicha de crear un espectro amplísimo de clientes, desde niñas de 5 años, adolescentes, adultas, señoras de la tercera edad, hasta hombres jóvenes y niños. Cuando llega el momento de la foto final, me maravillo con las poses, la expresión del rostro, la sonrisa desenfadada… entonces sé que quedaron satisfechos». 

Para Yadira cada clienta es un mundo fascinante. “Escucharlas hablar mientras esperan que su corona brille es la oportunidad de saber el lugar que ocupa en su vida la identidad afro”. Foto: Cortesía de Yadira Rachel Vargas

Se siente muy afortunada y agrega: «porque a pesar de ser un emprendimiento nuevo, no dejan de sorprenderme todas las solicitudes para venir a Rizo Libre».

Aunque es un negocio enfocado principalmente al público femenino, también ha tenido clientes hombres. «Mi esposo fue el primer modelo hombre para las publicaciones de Rizo Libre, y no veas la aceptación que tuvo. Ellos también quieren tener sus coronas relucientes. Me encanta repetir el término corona cuando me refiero al cabello porque es una palabra poderosa y me gusta que mis clientes se sientan reyes y reinas cuando terminamos el arreglo».

Incluso, muchas mujeres blancas también ansían tener un cabello rizado bien cuidado. Entre sonrisas me cuenta una anécdota personal. «Una vez escribí en el estado de WhatsApp sobre la belleza del cabello rizado y afro de las mujeres negras en Cuba y la doctora de mi consultorio me respondió diciendo que dónde yo dejaba a las mujeres blancas rizadas como ella. Le di toda la razón, comprendí que mujeres blancas rizadas observan lo que hago. Para ellas y las que quieran expresarse a través de su cabello también son los servicios en Rizo Libre», expresa con orgullo.

«Rizo Libre cada día se llena de nuevos significados. Yo soy historiadora, y recién me recibí como máster en Conservación del Patrimonio Cultural. Ahí estuvo por muchos años mi pasión por el rescate de lo valioso, de lo auténtico, de la esencia y la identidad, que luego quedó en letra impresa con mi tesis de licenciatura. Pero con Rizo Libre encontré el espacio para comunicar esos saberes que me alimentaron y me alimentan como mujer, negra, afrodescendiente, cubana, practicante de la religión yoruba». 

Para Yadira cada clienta es un mundo fascinante. «Escucharlas hablar mientras esperan que su corona brille es la oportunidad de saber el lugar que ocupa en su vida la identidad afro. Por eso, además de publicar los peinados, escribo textos para reflexionar sobre los paradigmas de belleza, la reivindicación de las texturas de cabello tipo cuatro, que son los cabellos afro en toda regla; también otros temas relacionados con la maternidad, que es mi otro impulso».

Madre y emprendedora: identidades compartidas

«Mis hijas son mis maestras, cada una me ha dado las lecciones más difíciles de asimilar, paciencia y calma. Siempre me he considerado voluntariosa y enfocada en mis ideas y proyectos, pero la lucidez para materializar la idea de Rizo Libre solo la alcancé después de ser madre. Algo pasó dentro de mí, decidí no sabotear mi felicidad y comencé a peinar aunque las niñas fueran pequeñas. Ellas merecen un ejemplo de una madre feliz con lo que hace y que apuesta por crecer sin que ellas dejen de ser mi prioridad». 

La emprendedora cuenta con una fuerte red de apoyo construida por su esposo, su madre aunque esté en la distancia, su suegra y sus hijas, que son el sostén más fuerte. «Meli, con sus dos años, se coloca frente al espejo y con sus dedos toca el pelo y lo peina; y Lucía, como un reloj, cuando estoy a punto de terminar el estilizado, comienza a reclamar para que le dé el pecho. Siento que en unos años cuando repase mi vida pensaré que estaba loca al lanzarme a emprender con dos niñas pequeñas, pero que al final valió la pena», confiesa.

La maternidad y el emprendimiento llegaron prácticamente juntos a su vida. Por tanto, está en un momento de asimilación de ambos. «Debo lograr un equilibrio entre ellos porque cada uno tiene dinámicas propias, pero no podemos perder de vista que el tiempo pasa y el negocio puede prosperar, pero los hijos crecen y ese tiempo no vuelve. Soy lo que se conoce como self-employed (autoempleada), todavía no tengo un equipo de trabajo, pero sé que llegará el momento y debo estar preparada». 

Hasta ahora la experiencia ha sido retadora porque su esposo también tiene el tiempo ocupado con la dinámica del trabajo y deben equilibrar las cargas para que los dos disfruten tiempo de calidad con las niñas. «Creo que merecemos el respeto de nuestra familia y el apoyo para salir en busca de nuestros propósitos sin sentirnos culpables». 

Yadira junto a sus dos hijas Meli y Lucía. Foto: Cortesía de Yadira Rachel Vargas

Hace apenas unos días Yadira participó en el evento Vibrando entre Jefazas, dirigido para el desarrollo personal de las mujeres, en su mayoría emprendedoras, y diseñado por Adriana Heredia (líder de Beyond Roots) y Mario Ferrer (especialista en Marketing Digital). 

«Conectar con mujeres jefazas, empoderadas y resilientes, pero a la vez sensibles y empáticas fue muy inspirador para mí. Fui al espacio con mi bebé más pequeña, de solo cuatro meses, y ambas recibimos toda la comprensión y apoyo para participar. A veces necesitamos tanto sentirnos escuchadas, y a la vez escuchar que somos merecedoras de cuidados, de respeto, partiendo de nosotras mismas. Hubo risas, lágrimas y mucha buena vibra». 

Cada vez son más los espacios de diálogos que surgen en la isla para la tribu de mujeres madres, pero se debe seguir motivando este tipo de iniciativas y lograr incorporar también a todas aquellas que aún se sienten solas en su contexto. 

Rizo libre en el futuro

Yadira tiene muchos sueños con su emprendimiento, pero el inmediato es crecer y conectar con la comunidad de emprendedoras para la retroalimentación de sus negocios. «La intención siempre será la felicidad de nuestros clientes desde la libertad de verse al natural y amarse como tal».

Como parte de ese apoyo entre emprendimientos, Rizo Libre emplea entre sus productos principales la crema y el gel de la marca nacional de cosméticos Qué Negra, desarrollada por la avileña Erlys Pennycook Ramos para brindar nuevas formas de tratar el cabello en hombres y mujeres afrodescendientes que eligen llevarlo de manera natural.

El tercer hijo de Yadira es su manera de aportar nuevas miradas a la comunidad afrodescendiente cubana desde la libertad de un cabello auténtico y lleno de historia. «Rizo Libre es solo un bebé que va construyendo su propia identidad en la medida que más personas interactúen y dejen su impronta y experiencia al tiempo que reciben los servicios de peluquería».

Como un homenaje a todas las mujeres negras que han confiado en sus manos para resaltar la belleza que por siglos fue estigmatizada, la emprendedora y poetisa incompleta, como ella se nombra, escribió «Monumento a la mujer negra»:

Negra que te alzas, despertando el sueño de la arcilla, no han llegado mis manos a terminar tus pies y ya tu cabeza pensó en andar. He tenido que abrir tu boca, no hay manera que te quedes sin hablar. Tus ojos me descubren y cuestionan, es imposible que no atienda a tu ímpetu, tu énfasis para que ponga en ti toda la fuerza ancestral.

¡No eres una idea sencilla de materializar! Dame luz, negra mía, dame el ashé y el secreto de tu fiereza para fundar y crear vida. ¿Dónde pongo a tus hijos? ¿En tus manos, tu pecho, tu espalda, amarrados a tu cintura o tendidos a tus pies? ¿Unos lejos y otros cerca? ¿Hijos felices y tristes? ¿Hijos vencidos o exitosos? Da igual, si en esos senos que te hice ya parece que vas a amamantar, como si tu cría nunca hubiese crecido.

¡Qué hacen esas manos, loca! Déjame rectificar tu puño, déjame afinar más tus dedos para que puedas terminar de exprimir, de lavar, de escribir, de sembrar, de peinar y sanar. Ay, tu poder de sanar negra santa, negra bruja y estudiá. Ciencia y yerba, las llevas a la par. Déjame lijar tus cayos y te dejo de una vez volar.

¡Espalda y pelvis, ya están! No habrá hombre que se resista al encanto de tu andar. Erguida ya estás, mi negra, lista para conquistar espacios que por derecho tú te has sabido ganar. Todos tendrán que abrir paso, todos van a saludar, hombres fuertes, gordos, verdes, los que ganan menos y más.

Ya voy a tus pies, mi negra, tu huella en la arcilla está, con un escalón vencido y un grillete por soltar. De pie sobre el mapamundi, lista para develar.

Esta historia fue publicada originalmente en El Toque (Cuba) y es republicada dentro del programa de la Red de Periodismo Humano, apoyado por el ICFJ, International Center for Journalists.

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