Alrededor de 200.000 cubanos migraron a España en los últimos años; muchos despojados de recursos y red. Cobijo los recibe y acompaña en los desafíos del proceso migratorio.
Por Yenys Laura Prieto
Una mochila con poca ropa, algunos alimentos y un bebé en brazos. Así comenzó la travesía de Joelys, Erisdel y la pequeña Aitana en Serbia. Caminaron durante más de 60 días para llegar a España a través de selvas y montañas. Atravesaron cinco países. Algunas veces viajaron en autobús; otras a pie. Hasta aquí, encontramos una historia similar a la de cientos de cubanos que han utilizado la ruta en Europa para moverse. Pero en este relato hay una singularidad.
En dos meses, Joelys, Erisdel y Aitana aprendieron que el miedo puede ser un compañero más persistente que el cansancio. Entraron en Madrid el 8 de agosto de 2022 sin recursos y sin familiares que los acogieran. Sobre ellos, la intemperie, el calor del verano, poco dinero para comprar alimentos y el peso de dos palabras: “inmigrante indocumentado”. Sin embargo, la primera noche en España el temor se disipó cuando unas manos desconocidas y desinteresadas les ofrecieron techo, apoyo y comida.
La pareja de cubanos, oriundos de Camagüey, se convirtió en los primeros amparados por la Asociación Cobijo Cubano, una iniciativa humanitaria para la acogida de cubanos en Madrid. Su fundador, el sacerdote Bladimir Navarro, cuenta que el proyecto comenzó a materializarse en una fiesta benéfica de la parroquia Santa María de la Esperanza de Alcobendas. Poco después, Bladimir rentó un piso que se convertiría en el primer hogar extranjero de la pequeña Aitana. El primer alojamiento oficial de Cobijo.
Como parte de la crisis migratoria desatada en la isla, muchos cubanos han emprendido el camino hacia el territorio español por las semejanzas culturales, las genealogías y el idioma compartido. Según datos del Instituto Nacional de Estadística del país ibérico, alrededor de 200.000 cubanos vivían en España hasta febrero de 2024, la cifra más alta desde que existen registros. Solamente entre 2021 y 2023 llegaron casi 22.000.
La mayoría de los migrantes que viajan a España son jóvenes en edad laboral y familias con niños menores de edad. Después del arribo a Madrid, muchas personas no tienen acceso a una vivienda porque no poseen un sustento económico estable o un contrato de trabajo que los avale. La mayoría tampoco conoce las herramientas legales para comenzar a estabilizar su vida. Ante la vulnerabilidad creciente y la nueva oleada migratoria, surgió Cobijo.
¿Qué es Cobijo?
(Cobijo: lugar en el que se cobija alguien o algo. Amparo, protección.)
Cobijo es una asociación católica que surgió en agosto de 2022, cuando un pequeño grupo de cubanos asentados en Madrid recibió a la primera familia de emigrantes procedentes de la isla. Sin embargo, el proyecto se dio a conocer públicamente un mes después, el 8 de septiembre de 2022, a propósito de la fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.
“El texto de la Biblia ‘he visto la humillación de mi pueblo’, del libro de Éxodo, fue la inspiración para fundar Cobijo, ver a tantos cubanos llegar a España sin hogar”, dice Bladimir Navarro y añade: “Cuba se ha ido deteriorando cada vez más y los cubanos están saliendo como pueden y por donde pueden porque allá están agonizando. Toda esa realidad no podía dejarme inmóvil, sin hacer nada”, revela el sacerdote.
La asociación surgió de un anhelo personal y después llegó a convertirse en el sueño de un equipo que mantiene iguales deseos de ayudar y de ser hogar para los más necesitados. A casi dos años de su surgimiento, el Proyecto Cobijo ha acogido a 195 cubanos. También ofrece ayuda a través de su banco de ropa y alimentos. Actualmente, dispone de 17 apartamentos que atenúan la vulnerabilidad de quienes llegan sin redes de apoyo y sin recursos a Madrid.
Alrededor de 3.082 cubanos solicitaron la Protección Internacional en España en 2023. “Además, hay que tener en cuenta los que llegan como ciudadanos españoles y los miles que han cruzado fronteras arriesgando su vida o han entrado por otras vías y aún permanecen en situación irregular”, afirma el líder religioso. Cada uno huye de la crisis económica y política que vive la isla.
Bladimir reconoce: “el equipo de Cobijo ha crecido mucho y con cada acogida, con cada cambio que realizamos en la vida de una persona, nosotros vamos cambiando también. Nada nos hace más felices que verlos encontrar su sitio e integrarse a la sociedad madrileña”, dice Navarro a pocos días de lanzar la campaña Tu ayuda, mi cobijo, que tiene el objetivo de recaudar fondos para ampliar y sostener la labor humanitaria que realizan.
“Los recursos se destinarán a cubrir los gastos de alquiler y suministros de los alojamientos, así como a la compra de alimentos, medicinas, ayuda a la educación, combustible, mobiliario, entre otros”, especifica la nota oficial de la campaña. No obstante, el acompañamiento no es solo económico, pues la asociación no pierde de vista la salud mental de los acogidos.
¿Cómo funciona el proyecto?
En el grupo de trabajo hay varias psicólogas voluntarias. Para ellas es prioritario poder crear espacios para el acompañamiento y apoyo emocional. Glaisys Carbonell, miembro del equipo de la Asociación Cobijo Cubano, señala: «Nos centramos en el duelo cultural, en los recursos de afrontamiento, en el estrés y en otros procesos vinculados con el duelo migratorio».
También se realizan visitas periódicas a los apartamentos para conocer la dinámica y ambiente del hogar. Se hacen intervenciones puntuales y personales cuando el acogido lo solicita o cuando el equipo cree que puede ser de ayuda. “La psicóloga se encuentra en comunicación directa con los responsables de los hogares, lo que permite mantener un feedback de las casas. Asimismo, se realizan encuentros en los que siempre hay espacio para una charla motivacional que impulse a los acogidos a seguir enfocándose”, comenta Bladimir.
Los voluntarios son fundamentales para la realización del proyecto. Han estado desde el inicio en las funciones de organización, acogida y distribución de alimentos. “Una de las tareas más importantes que realizan es que son parte del comité de bienvenida para los recién llegados”, afirma el fundador del proyecto. De igual modo, son los encargados de organizar el ropero y los medicamentos.
La asociación cuenta con 24 personas que colaboran de manera asidua. “Entre ellos hay feligreses de la parroquia de Alcobendas, personas jubiladas que han tenido un largo historial de voluntariado y vecinos de los lugares de acogida”, añade el sacerdote.
¿Cuál es el reto de cobijar cubanos en España?
Legalmente, existen muchos procedimientos que dificultan la inserción. “Tenemos que lidiar no solo con las instituciones, sino también con la incertidumbre de los acogidos que muchas veces se encuentran a la espera de un documento necesario para agilizar su búsqueda de empleo”, reconoce Bladimir Navarro.
En ese sentido, resulta vital manejar información legal actualizada. Por esa razón, mediante un equipo de voluntarios intentan proporcionar asesoría jurídica sobre las leyes españolas y los derechos de los emigrantes en el país.
La asociación también está en contacto con los ayuntamientos en los que se encuentran los alojamientos “de modo que se puedan agilizar procesos como el empadronamiento, la inserción escolar de los niños y adolescentes y la obtención del asilo político”, enfatiza él. No obstante, la duración de los procesos legales y la comunicación con las instituciones gubernamentales puede fluctuar de una localidad a otra.
En este punto, el equipo de Cobijo reconoce que es muy importante el trabajo en red. Sobre esa base, colaboran con la Fundación Integra que capacita a los acogidos en la búsqueda de empleo e igual ocurre con los centros de participación e integración de inmigrantes (CEPI) municipales en los que se inscriben.
“Muchos vecinos se han incorporado al proyecto como voluntarios atraídos por el impacto positivo que tiene en las personas. De esta forma, hemos visto que ha aumentado la población activa de la localidad y se ha contribuido al desarrollo del comercio local. La participación de los recién llegados en actividades comunitarias posibilita el enriquecimiento de la diversidad cultural, la integración y el tejido social”, dice el sacerdote que vio nacer a Cobijo.
“Todo lo que implique atender a una población vulnerable y en riesgo de exclusión debe ser tomado en cuenta para adaptarlo a otras poblaciones similares. Es necesario darles visibilidad y demostrar sus capacidades para ser parte activa de la sociedad”. El impacto es notorio en la comunidad que rodea nuestras casas de acogida», asegura Bladimir.
“Recuerdo cuando llegamos a fundar una casa en Algete, en marzo de 2023. La realidad del barrio ha cambiado con la presencia de la comunidad cubana”, concluye el sacerdote.
Migrar, enraizar, nutrir….
Recuerdo que alguien me dijo:
—Tienes miedo, ¿verdad?, de crecer y liarla en España con Cobijo.
Le respondí:
—Sí
Entonces, ese amigo afirmó:
—Pues hazlo con miedo pero, por favor, haz algo por los cubanos que llegan a Madrid.El diálogo, revelado desde Cobijo, muestra la incertidumbre de los primeros meses. Según el sacerdote: “el mayor desafío ha sido creer que sí era posible realizar la obra en Madrid. Desafiar nuestros miedos, dejar atrás los prejuicios y las etiquetas que ponemos al hermano”.
La experiencia inicial con Joelys, Erisdel y Aitana —quienes han logrado independizarse y regularizar su estatus migratorio— creó un antecedente de éxito. Hoy la familia camagüeyana en Madrid “camina sola”. “Ambos tenemos trabajo y nuestra pequeña Aitana va a la guardería”, cuenta la joven pareja que ha logrado estabilizar su vida en la capital española.
Detrás de la historia de empoderamiento, se encuentra la cooperación de “muchas organizaciones, entidades sociales, fundaciones amigas que desde el minuto cero nos tendieron la mano”, apunta Bladimir y agrega: “Trabajamos con ellas en un espíritu de colaboración; es decir, todos aportamos lo que tenemos”.
El líder religioso revela que, en ocasiones, las viviendas del proyecto no han tenido capacidades y la Mesa de la Hospitalidad de la Arquidiócesis de Madrid ha recibido a los inmigrantes. «Bocatas (ONG) nos facilita alimentos para llevar a nuestras 17 residencias o para los que no tienen qué comer. Las fundaciones Fabre y Esperanza y Alegría nos colaboran con modos de acceder a las ayudas del Gobierno, mientras que la Fundación Ámbito abre las puertas de uno de sus pisos para acoger a cubanos. En fin, Cobijo no está solo, muchas manos nos ayudan», precisa.
El anhelo mayor es que en el futuro se pueda replicar la experiencia de Cobijo en otras ciudades españolas. ¿Cómo se logra? Demostrando la estabilidad de las casas de acogida y, sobre todo, la movilidad de los migrantes cubanos “de forma tal que sea visible cómo construyen su propio futuro y se integran socialmente”, especifica Bladimir.
El camino ha sido difícil. Pero la intención sigue siendo dar abrigo y tejer redes contra el desamparo y la intemperie.
Esta historia fue publicada originalmente en El Toque (Cuba) y es republicada dentro del programa de la Red de Periodismo Humano, apoyado por el ICFJ, International Center for Journalists.